HyperDisruptiveMillennial
3 min readOct 25, 2020

Lo que nadie te cuenta sobre sanar

“Lamento decirte que sanar, no es estar compartiendo frases positivas todos los días, de hecho habrá días que lo único que se te venga a la mente, serán frases depresivas y de derrota; que no es hacerte la mejor versión de ti en unos meses, cambiando ciertas actitudes; pasarás meses y a veces años, tratando de descifrar cosas que pensaste ya las habías superado. El sanar no es solo eliminando cierta gente de tu entorno, a veces seguirás teniendo a la misma gente mierda, porque no sabes estar ni contigo misma; tampoco es algo bonito, de hecho no es nada bonito.

A veces nos han hecho creer que cuando uno sana, es caminar sobre pétalos de rosa, es cuando más te amas y siempre tener esa empatía que muestras con los demás. Pues no… el camino tiene trampas, tiene espinas, a veces llegas a ir descalza, muchas veces vas acompañada y otras veces, vas caminando con tanta incertidumbre en las penumbras. Que va a haber días que te odies, que te sientas un parásito, que no entiendas el motivo de estar decaída, si el día anterior, fue toda una hazaña lo que hiciste. A veces, la empatía no la conoces ni hablándote al espejo, pensarás que vas para atrás, cuando no apapachas todos esos logros pequeños que hace meses, te costaban tanto.

En el proceso de sanación, debemos de entender que es un mundo dual, no puede haber luz sin la oscuridad y ese es el primer paso que por lo general, siempre es el más complicado.

El proceso no es bonito ya que, quieres enfocarte en las cosas del presente, pero te vas dando cuenta que hay que trabajar en miedos, en inseguridades y en esos traumas del pasado, que nunca aprendiste a soltar, que nunca aprendiste a cerrar. Lo vas a volver a vivir, a sentir y sí, lamento decirte que va a volver a doler.

A veces te enfocarás tanto en ser como eras antes, en esa mujer que era feliz, que no tenía tantos miedos, te aferrarás a algo que ya nunca serás, porque este proceso en verdad te está haciendo la mejor versión de ti; porque pudo haber risas en el pasado, pero no te pones a pensar en esos llantos reprimidos que se quedaron, porque a lo mejor sigues pensando que antes todo estaba más estable, pero hoy te analizas y ves que tu estabilidad emocional, ha dado un gran salto y que lo que ayer te hacía un vuelco en el estómago, hoy te hace reír por lo ocurrido.

El sanar es entender que todo lo que está en tu realidad es lo que tú mismo has creado, que la gente con la que te rodeas, es un reflejo de ti mismo, entonces para cambiar tu realidad, hay que cambiar desde adentro, dejando de hacernos víctimas de lo que uno mismo está ocasionando.

El camino no es fácil y mucho menos corto, va a haber días en los que tu voluntad te abandona, en la que te vas a decepcionar mil y un veces de ti, en las que te abrazarás a la almohada y tu voz interior dirá: “mejor nos quedamos aquí, ¿en serio crees que vas a mejorar?”; entenderás que esa sensación en la montaña rusa, no se compara en lo absoluto con la que estás viviendo en tu presente.

Que creerás que la medicina es una tontería, que los cambios de tratamiento no tienen sentido, que irás a limpias, a alineación de chakras, a hablar con Dios, a que te lean las cartas, porque sientes que nada te ha servido y súmale que, te vas a poner a investigar sobre tus ancestros, que para avanzar hay que ver la causa raíz y que te vas a encontrar con secretos, abandonos, guerras, muertes, situaciones incómodas que tendrán un gran peso sobre ti, porque te afecta y que para trascender sentirás el dolor de tus ancestros como el tuyo y te lo repito, no, no es bonito.

¿Lo recomiendo? No es para todos, porque no todo mundo aprende a lidiar con sus demonios, no todo mundo ama sus altas y sus bajas, pero todo mundo tiene la capacidad de encontrar el equilibro”.